¿Cuál es mi vocación?

¿Cuál es mi vocación?

¿Cómo lo voy a saber?

¿Quién me lo dirá?

¿Cómo responder?  

Cada ser humano goza de una existencia única: nadie más puede repetir en su vida la manera propia de sentir, conocer, amar y actuar de los otros. Y cada uno cuenta con un tiempo de existencia terrenal para conformar su personalidad y convivir con los demás hombres.

La vocación es el camino de una vida en continuo diálogo con el Señor y un proceso constante de realización personal y compromiso con Dios y con el mundo.

Dios ayuda a responder, Él pone los medios para que tú descubras el Plan que tiene para ti. Si tú llegas a descubrirlo y trabajas por realizarlo, entonces estás dando una respuesta a un llamado y a eso se le llama vocación.

VOCACIÓN A LA VIDA RELIGIOSA

Su característica es: SEGUIR LAS HUELLAS DE JESÚS, SUS EJEMPLOS, COMO VIVIÓ, CELIBE, POBRE, OBEDIENTE, AL SERVICIO DE LOS POBRES, PREDICANDO EL REINO CON UN CORAZÓN INDIVISO.

 Al considerar la vocación específica, la vida religiosa, no debes subrayar únicamente tus gustos, has de considerarla también como un servicio al mundo desde la Iglesia. Cuando tienes los ojos bien abiertos a las necesidades de los hombres, entonces estás también abierta a un verdadero proceso de discernimiento. Pero bueno, discernir es un asunto personal, donde tú vas escuchando a Dios y tus motivaciones, pero te iluminas por el mundo y por la Iglesia. El acompañamiento es necesario, pues eso es la Iglesia.

MEDIOS para un discernimiento, ¿cómo?

Conocimiento de mí misma, reflexiono mis pensamientos, actitudes, palabras, obras, mis aspiraciones, mis cualidades, mis aptitudes, mis ideales… pero, también mis debilidades, de lo que no soy capaz.

Conocimiento de la realidad del mundo en que vivo, medito y analizo la situación del momento, las necesidades de los que me rodean, de los pobres…

Conocimiento de Dios, por medio de la oración, reconocer a Dios como mi Padre, a Jesús y el Espíritu Santo como puntos de inspiración en mi vida. Darme tiempo para adentrarme en mi morada y dialogar de continuo de tú a Tú con Dios, de manera personal, íntima, en el silencio de mi alma. Solo así descubriré ese Plan que Dios tiene para mí y podré dar una respuesta firme y segura, confiada en Aquel que me llama.

Respuesta: personal, consciente, crítica y dinámica.

Personal: no es la familia, mi carácter, mi temperamento, mi personalidad, tiene que ser auténtica.

Consciente: no es sentimentalismo, ni por hacer bien a los demás, incluso ni a mí mismo, soy responsable y conozco sus obligaciones.

Crítica: sé que no todo es fácil, que tengo mis limitaciones y que necesito pulir lo que tengo.

Dinámica: esta respuesta no se da de un solo momento, es un “si” todos los días.

Te ofrecemos herramientas para su discernimiento, pero no olvides que debe llegar el momento en que debes acercarte a alguien que te acompañe:

  1. Oración
  2. Percepción
  3. Información
  4. Reflexión
  5. Decisión
  6. Acción
  7. Dirección espiritual

Te invitamos a rezar cada día esta oración, pidiendo a Dios, te ayude a descubrir la vocación a la que Él te llama y abra tu corazón para darle una respuesta generosa.

ORACIÓN

Señor, muéstrame el camino que debo elegir

para servir a mis hermanos y glorificarte.

Haz mi corazón eternamente disponible a tu llamado,

y mi voluntad siempre pronta a dar lugar a tu voluntad.

Si me quieres totalmente dedicado a tu servicio,

haz Señor que yo sea verdaderamente otro Cristo

en medio de los demás.

Quiero responder generosamente a tu llamado;

cualquiera que él fuere, quiero hacer tu voluntad.

Ayúdame Señor, a conservar el ideal de mi juventud.

María, Madre de Jesús y Madre mía,

enséñame a descubrir la voluntad de Dios

y dame fuerzas para seguirla.

Amén.