Nuestra Formación
Siendo siempre fieles a las normas de la Iglesia y al espíritu y carisma de nuestro Instituto, planeamos y programamos su crecimiento y desarrollo con una auténtica y constante renovación.
El objetivo central del proceso de formación es la preparación de la persona para la consagración total de sí misma a Dios en el seguimiento de Cristo, al servicio de la misión.
Nuestra formación es integral y progresiva, llevando un programa específico para cada etapa.
Nuestra formación es progresiva y gradual, abarca los aspectos humano-espiritual, apostólico-doctrinal y franciscano; uniendo los aspectos teórico-práctico de manera actualizada.
Promoción Vocacional
Nuestro testimonio personal y comunitario es la mejor forma de promover las vocaciones para nuestro Instituto.
Nuestra promoción es para que muchas jóvenes conozcan, vivan, se enamoren y se realicen plenamente en esta opción de vida. Y así en un “vengan y vean, se queden con Él, el resto del día” (Jn. 1,39).
Ofreceremos acompañamiento vocacional a las jóvenes que lo deseen con la finalidad de apoyarlas a llevar un proceso en donde descubran si son llamadas a esta vocación específica. Para ello haremos uso de los medios de comunicación a nuestro alcance.
Etapas de Formación
El fin primordial de la formación es permitir que las candidatas a la vida religiosa, descubran, asimilen y profundicen en qué consiste la identidad de la religiosa.
La disciplina es una eficaz defensa de la vida común y de la caridad, parte muy necesaria y elemento indispensable en toda etapa de formación para adquirir el dominio propio, fomentar la sólida madurez de la persona y lograr las demás disposiciones de ánimo que ayudan par a la ordenada y fructuosa actividad espiritual y apostólica.
En las etapas de la formación inicial, se va constituyendo la unidad que se desarrollará progresivamente; es todo un proceso que implica diversas etapas:
ASPIRANTADO: Llevándolo a cabo desde su casa, viviendo con su familia y teniendo entrevistas periódicas con la Promotora Vocacional, y a la vez conociendo y conviviendo con la comunidad más cercana. Tiempo también para concluir sus estudios académicos. Cuando la joven manifiesta de manera libre su elección para abrazar la vida religiosa en nuestro Instituto, será presentada para ingresar al
POSTULANTADO: Es la etapa de ambientación religiosa y psicológica, orientada a estudiar la autenticidad de la vocación en cada una de las candidatas a través del acompañamiento y discernimiento de su vocación. Se conoce su grado de instrucción religiosa para complementarla, e iniciarla en la práctica de la vida interior. Se les encauza en actividades apostólicas a su alcance bajo la supervisión de su formadora. Tiene la duración de un año
NOVICIADO: Tiene como objetivo principal que la novicia aprenda las exigencias esenciales y primarias de la vida religiosa, se ejercite en la práctica de la caridad y de los consejos evangélicos que ha de profesar, consolidando la espiritualidad que caracteriza al Instituto. Esto en un ambiente de silencio interior y exterior, piedad, interés y apoyo de unas para con otras en la vida comunitaria. Es tiempo de fortalecer y profundizar en la formación humana, madurez, identidad, y su afectividad. Para la validez del noviciado requiere una duración de dos años.
JUNIORADO: Período donde una vez terminado el tiempo de noviciado, la hermana consolida y reafirma la formación recibida y su decisión de pertenecer a nuestra familia, emitiendo los consejos evangélicos de Pobreza, Castidad y Obediencia de manera temporal para vivir la vida comunitaria-fraterna en presencia de testigos. En este tiempo se involucrará más de lleno en los apostolados, sin olvidar su vida de oración y de fraternidad a la cual fuimos llamadas. La finalidad de esta etapa es dar a la joven profesa el tiempo necesario para adquirir la suficiente madurez, en la vida religiosa, promover su completo desarrollo en todas sus dimensiones logrando que se integren en el espíritu naturaleza y proyección apostólica del Instituto. La Profesión temporal se hará por un año; podrá ser renovada por seis veces, pero no más de nueve.
VOTOS PERPETUOS: Cumplido el tiempo de Juniorado, de acuerdo con lo que establece el Derecho Canónico, la hermana puede solicitar ser admitida a la Profesión Perpetua, quedando de esta forma incorporada plenamente al Instituto.
FORMACIÓN PERMANTE: La formación permanente es una exigencia de la Consagración religiosa, que no solo se reduce a la formación inicial, sino que debe ser continua, estando disponibles para dejarnos formar día a día, ya que no hay edad en la que se dé por concluida la completa madurez de la persona.
La finalidad es seguir a Jesucristo como una Misionera Franciscana de Nuestra Señora de la Paz, a ejemplo de San Francisco, y llevar una vida radicalmente evangélica. Nuestras comunidades son lugares de formación permanente, en cuanto que todas nos esforzamos a vivir la vocación común, la educación mutua, el estímulo recíproco, la atención a las situaciones particulares. Cada una tiene la responsabilidad última y decisiva de ocuparse de su propia formación y llevarla a cabo, logrando así la plenitud de nuestra consagración a Dios y de entrega a nuestros hermanos y hermanas.
Sus dimensiones principales son:
- Vida espiritual
- Humana y fraterna
- Apostólica
- Religiosa
- Cultural
- Profesional